Gusto rebaño

No debemos cometer la tentadora simplificación de pensar que el gusto rebaño se da únicamente en degustadores de best sellers, parodias fáciles u obras sin pretensiones.

Que el gusto es uniforme en gran medida, y que tendemos a disfrutar lo mismo, cada vez de manera más global es un hecho que se da en ámbitos tan aparentemente elitistas como el arte contemporáneo.

A este respecto, el siguiente extracto:

Claire Fontaine

Claire Fontaine

Artistas ready-made y huelga humana: algunas aclaraciones
Notas sobre economía libidinal.

[cap92] Alex pincha blues (por no blusers)

[Extracto de capítulo 92:]

«Pilar abraza a Garzón, Romo rescata a Eu, el torero sonríe inesperadamente al conocer a Pilar, besos, levantarse, sentarse, el matador manda callar a la empresaria pues le ha dirigido la palabra sin ser presentada, Eu se va corriendo a hacer pis y yo a por más bebida a la cocina; me ingenio un par de ensaladeras con hielo para poner cerveza, refrescos y vino blanco; en cuanto a la música: un pasaje ambiental ha introducido groove setentero. Delicioso.

cuando sale Eu aprovecho para ir al baño tan solo por saborear el momento, por estar un instante a solas mirando-sin-mirar el espejo, interrogándolo en silencio, ¿hay algo más bello? Paladeo el vértigo, el algo de susto, la alegría de llegar a la cima de la montaña rusa ahora, que se da el pistoletazo de salida a la fiesta».

[cap70]

Extracto:

Siempre incitaba el sueño embobándome en la misma situación, una situación que salió de una pesadilla: imaginaba una ciudad vacía, amenazada, y buscaba refugios acurrucándome bajo mostradores, escondiéndome en los maleteros de coches, en contenedores o armarios. Así me adormecía, con una sensación de guarida, de escondite; la búsqueda del silencio. Continuar leyendo «[cap70]»

Eres lo que te gusta

Leído en El País: un estudio de Facebook, nos afirma que:

  • a una persona se la conoce por sus gustos.
  • un ordenador es capaz de conocer mejor los gustos de una persona, que otra persona.

Amigos y familiares te conocen peor que Facebook, mmm. Romo viejo zorro, la psicología está en vías de robotización 🙂

http://elpais.com/elpais/2015/01/12/ciencia/1421084469_835718.html

Tu gusto en narrativa

Tres textos de narrativa. Primera página. ¿Cuál te gusta más?

 

(1)

Una vez viví en Roma un domingo radiante. Trabajé toda la mañana por deber y amor, es decir, por dinero. Traduje 4.000 palabras. Salí. Bebí, comí, volví, se estremeció la escalera al paso del obispo americano que se aloja en el apartamento de arriba. Paseó el gran obispo por el apartamento y crujió la casa (un temible temblor del alma del americano en trance), y luego el obispo se lanzó al sillón y produjo un seísmo, la agitación de leer un domingo por la tarde al profeta Isaías. Era el 8 de agosto de 2004.

Entonces llegó Francesca con la fuente de helado, sin aviso ni cita, un milagro, un aleteo de sandalias en la escalera. El talón se separa del zapato, se apoya el tacón en el suelo, cloc, cloc, cuidado, para no sonar, y el obispo descifra el morse de los pasos de mi amiga. Yo había oído en las zancadas obispales lo que Adán oyó en el paraíso: los pasos de Dios por el jardín. No es igual leer a Salomón, He encontrado el amor de mi alma y no lo soltaré hasta que lo haya metido en casa de mi madre, en el dormitorio en que me concibió, que entregarse a Isaías, Vuestra tierra es desolación, extranjeros que comen vuestro suelo. Los Cielos son mi trono, y la Tierra el estrado de mis pies.

 

(2)

-No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante.

Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia «leñe» y «nos ha merengao». Para doña Rosa, el mundo es su Café, y alrededor de su Café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos, mejor: todo alimenta. Entonces le gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de Andalucía.

 

(3)

En un día cotidiano, Héctor se afloja el nudo de la corbata a las tres menos cinco de la tarde, se tira de las perneras del pantalón de tela que le ha tocado usar ese día y se deja caer en el asiento de su coche.

Conduce hasta su casa, durante unos cuarenta y cinco minutos, tratando de no pensar en nada, atento al tráfico, siempre tan concentrado a esa hora.

Aparca el coche, con cuidado de no rozar los flancos de una puerta que la constructora de la casa prometía más ancha y cuyos centímetros se comió el jardín del vecino, atestado de parterres que invaden algo más que el garaje. Se descalza los zapatos, sucios de un polvo de oficina, y se planta unos calcetines con puntos plásticos en las plantas para entrar en casa.

Antes de sentarse a la mesa, a comer ensalada, caldo o puré de primero y carne, pescado o algún guiso de segundo, charla con su esposa durante unos tres minutos en el dormitorio mientras se viste de sport. La corbata siempre se le olvida en el perchero y es motivo de leve disputa por no guardarla en el lugar que le corresponde.

Una pequeña cabezada después de comer lo reconforta hasta que comienza alguna novela latina en televisión, momento que aprovecha para salir al jardín, poner la correa al perro, un Jack Russell terrier siempre limpio y ágil, y sacarlo a pasear por el parque dos calles más allá de la suya.

 

Resultado

El gusto no es una preferencia personal

Es interesante el argumento de Paul Graham, que me hace llegar Fernando Godayol.

En él, coincidiendo con Ernesto, el protagonista de la novela, cree que el gusto no es del todo particular. En un momento dado se muestra rotundo, como tanto les gusta ser a los anglosajones:

Saying that taste is just personal preference is a good way to prevent disputes. The trouble is, it’s not true. You feel this when you start to design things.

Paul Graham

Más adelante, nos cuenta qué elementos en el diseño nos van a gustar seamos como seamos. Habla de que nos gusta lo sencillo, lo simétrico, lo sugerente… Sobre todo, diría Ernesto, si tenemos un poco educado el gusto en esas áreas. Paul Graham también le da rédito a la experiencia, al educarse en un campo, el último párrafo de su texto lo dedica a ello.

Su texto:

http://www.paulgraham.com/taste.html?viewfullsite=1